A menudo, nuestra piel responde con tirantez, descamación, sensación de incomodidad... Y muy probablemente, se deba a que tienes la piel seca. Este tipo de pieles pueden volverse un problema de bienestar diario si no se cuida como se necesita. Por suerte, hay muchos tratamientos cosméticos y caseros, que pueden ayudarte a devolver la hidratación, suavidad y equilibrio a tu piel.
En esta guía te contamos todo lo que necesitas saber sobre el tratamiento para piel seca: qué lo causa, cómo actuar y qué ingredientes funcionan de verdad para que tu piel se sienta bien (y se vea aún mejor).
La piel seca se produce cuando las capas más externas de la piel pierden agua y lípidos esenciales. Eso hace que pierda su función barrera, quedando más expuesta a factores como el frío, el viento, la contaminación o incluso el roce de la ropa. ¿El resultado? Piel áspera, con picor, rojeces, grietas y sensación constante de tirantez.
Cuando esta sequedad no se trata bien, o se ignora, puede empeorar y convertirse en un problema más complejo, como dermatitis, eccema o incluso infecciones. Por eso, lo importante no es ponerte crema porque la ha anunciado María Pombo, sino de elegir los ingredientes adecuados y mantener una rutina constante que ayude a restaurar la barrera cutánea y retener la hidratación.
No todas las pieles secas son iguales. Algunas solo necesitan un extra de mimo en invierno, y otras requieren cuidados específicos todo el año. Sea cual sea tu caso, aquí tienes opciones que te pueden ayudar:
Cremas y lociones hidratantes
Busca fórmulas ricas en ácido hialurónico, glicerina o manteca de karité. Estos ingredientes ayudan a atraer y retener el agua en la piel, reforzando la hidratación desde la superficie hasta capas más profundas.
Aceites naturales
El aceite de almendras, coco o jojoba son perfectos aliados para pieles secas. Puedes aplicarlos directamente sobre la piel húmeda o mezclarlos con tu crema habitual para potenciar la nutrición y mantener la suavidad durante más tiempo.
Bálsamos y ungüentos
Para zonas especialmente secas o agrietadas (como codos, rodillas o talones), los bálsamos densos son ideales. Aportan una capa protectora que actúa como escudo contra la pérdida de agua y el roce diario.
A veces, los mejores aliados los tenemos en la despensa. Estos remedios caseros pueden complementar perfectamente tu rutina de cuidado:
Mascarillas naturales
La miel, el yogur natural o la avena en copos tienen propiedades hidratantes, calmantes y nutritivas. Puedes mezclarlos y aplicarlos durante 10-15 minutos como mascarilla casera para restaurar el confort y suavidad de la piel.
Baños de avena coloidal
Un clásico para calmar piel seca con picor. Solo tienes que añadir avena finamente molida al agua del baño y dejar que actúe durante unos 15-20 minutos. Es especialmente útil para brotes de resequedad generalizada.
Además de los productos, hay pequeños gestos que ayudan (y mucho) a mantener la hidratación de la piel seca:
Elige limpiadores suaves y sin sulfatos
Muchos jabones y limpiadores resecan la piel porque eliminan sus lípidos naturales. Opta por fórmulas cremosas, syndet o geles limpiadores sin sulfatos ni alcohol.
Incorpora aceites vegetales nutritivos
Aceite de jojoba, rosa mosqueta, almendra o argán ayudan a reforzar la barrera cutánea y sellar la hidratación. Puedes usarlos solos o mezclados con la crema.
Apuesta por la “hidratación en capas” (skin layering)
Después del lavado, aplica primero un tónico hidratante o esencia, luego un sérum humectante (como ácido hialurónico) y finaliza con una crema más nutritiva. Ayuda a retener más agua en la piel.
Usa mascarillas hidratantes de forma regular
Mascarillas con aloe vera, ceramidas, ácido hialurónico, pantenol o glicerina aportan un extra de hidratación rápida e intensiva.
Incluye alimentos ricos en omega-3 en tu dieta
El pescado azul, las nueces, el aguacate o las semillas de chía ayudan a mantener la piel flexible desde dentro gracias a sus ácidos grasos esenciales.
Evita productos con fragancia o alcohol
Estos ingredientes pueden irritar y aumentar la sequedad, especialmente en pieles sensibles o muy secas.
Aplica protector solar todo el año
La radiación UV también deteriora la barrera protectora de la piel, favoreciendo la deshidratación. Escoge un fotoprotector hidratante.
Si a pesar de seguir una rutina constante de hidratación, tu piel sigue extremadamente seca, presenta grietas dolorosas, picor persistente o enrojecimiento severo, lo más recomendable es acudir a un especialista.
Podría tratarse de una piel alípica, una condición que requiere tratamientos más específicos, o de una afección como la dermatitis atópica, que necesita seguimiento dermatológico. Siempre que tengas dudas, es mejor consultar.
El mercado cosmético cada vez tiene más y mejores soluciones, nuestra recomendación son las cremas con ácido hialurónico, manteca de karité, glicerina o aceites naturales. También funcionan bien los bálsamos densos para zonas localizadas y lociones con urea o ceramidas para casos más intensos.
Prueba mascarillas con miel, yogur o avena, y haz baños de avena coloidal si la sequedad afecta grandes zonas. Siempre acompaña estos remedios de una hidratación externa diaria y suficiente agua.
Ácido hialurónico, glicerina, manteca de karité, aceites como jojoba o almendra, urea y ceramidas. Todos ellos ayudan a retener la humedad y restaurar la barrera cutánea.
Sí, siempre que tu piel los tolere bien. Los aceites como el de coco, almendra o jojoba son excelentes opciones, especialmente si se aplican sobre la piel húmeda y en combinación con otros activos hidratantes. Eso sí, hazlo en horas que estés dentro de casa, ya que la exposición al sol resecaría la piel aún más.
Si la resequedad es persistente, causa molestias, grietas, descamación severa o no mejora con cuidados básicos, es momento de acudir a un especialista para un diagnóstico más preciso.
